DIBUJO EN AGRADECIMIENTO POR EL APOYO DE LOS CORRALEÑ@S

FORASTEROS EN CORRAL

Bien sabido es por los corraleños, que una persona forastera (ya sea chico o chica) en Corral, tiene un cierto... atractívo se podría decir. Y es que ya puede ser más feo que "picio" o más raro que un perro verde, que cuando alguien nuevo viene a Corral, no se que pasa, que levanta un instantáneo "amor odio". Amor por unos o unas a los cuales les ha hecho "tilín" cierta persona, y es que para que   vamos a negarlo, lo nuevo atrae y gusta (eso sí, sólo cuando es nuevo, después va perdiendo el encanto). Y odio por otras tantas, que envidiosas de semejante ejemplar, buscan la confrontación, envidia y más de un adjetivo despreciativo y despectivo para dicha persona, no nacida en nuestro pueblo.
Otro detalle que rodea a este tipo de personas, aunque ya nada común (afortunadamente, Corral evoluciona misteriosamente en ciertos aspectos) es el deporte corraleño de "lanzar al río al forastero" practicado durante muchos años en nuestro Corral más profundo. Este antiguo deporte practicado por los "mozos", que en ocasiones se sentían intimidados y con cierto temor por encontrarse que algún día las "mozas" del pueblo desaparecerían "misteriosamente". No se les ocurría otra cosa que "lanzar a los forasteros al río". Si si, aquellos con dotes de belleza, ingenio o carisma, superiores a los cultivados por los habitantes de la localidad, eran literalmente bañados en aguas del Riansares,  para así, seguir dominando sus terrenos y controlando a sus hembras, cual animal en su manada.




Comentarios